sábado, 16 de julio de 2016

Barricada

He visto las mejores mentes de tu generación
nacer de las cavernas del sentido
bailar a la luz de las antorchas de los latidos
de tu corazón y el mío.

He visto cosas que nunca creerías:
darse la mano en la oscuridad de las sonrisas reforzadas por dientes asesinos,
clavadas con chinchetas a la nave del ir tirando de los días,
sonreír a la mala suerte
a la frustración
a los momentos del estoy cansado y no puedo más.

He visto más que muchas vidas anteriores a la mía en tus ojos bañados de inocencia:
la fe en la palabra futura
la fuerza para luchar más allá de las zarzas de los hombres
de las nieblas y mentiras envueltas en papel de mejoras.

La vida es un estado en construcción,
un mirar adelante cuando derrocamos por obras
las guaridas de las fieras que te quieren enseñar que solo hay un camino,
cuando lo cierto es que
no solo se hace camino al andar,
sino que a lo largo de tus pasos es posible caerse y levantarse,
cantar ante las penurias de la tierra en los ojos
aspirar la brisa aunque esté manchada de cemento,
ese que solidifica las mentes claras y tiernas,
ese que nos venden perfectamente etiquetado para que caminemos
al unísono,
cuando lo que en verdad queremos hacer es bailar
y cantar a mil voces que,
por casualidad,
se encuentran queriendo empujar para que el camino
-uno, cualquiera-
siga existiendo.

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